¿ES ESTE NUESTRO PAIS?

Una nublada tarde de abril, en compañía de un camarada de luchas e ideas, rondando por los fúnebres pasillos de ese tercer piso, en medio de sedimentos y piezas arqueológicas negligentemente olvidadas, de apariencia astrolítica quizá, me tocó la desdicha de palpar la triste realidad en la que nuestra nación fue sumergida durante décadas de decadencia nacionalista y de entreguismo patrimonial. Con motivo de un ciclo de entrevistas académicas que debíamos realizar a ciertos profesores en el seno de la universidad, estos abordados aleatoriamente y sin ninguna predisposición ante el encuentro, nos topamos con un personaje en particular, y vaya particularidades masivas que ostentaba, el cual será centro de atención, al menos en cuanto a sus expresiones se refiere, en esta reseña. No se trataba más que de una sencilla entrevista constituida por diez preguntas concisas y claramente enunciadas. esa tarde quedó evidenciada la dificultad que enmarcaba la labor de encontrar algún docente dispuesto a prestarnos su tiempo, aunque en honor a la verdad, fuimos muy cordialmente tratados por el sujeto de estudio. Mi compañero, a la usanza de un Nostradamus del sur, percibió en el rostro del profesor lo que más tarde sería comprobado tajantemente. Luego de algunos rodeos entramos al aula en la que el profesor se disponía a dar una clase en minutos posteriores. Corriendo contra el tiempo, disponible para nosotros pero no para él, nos dedicamos de lleno a la entrevista.Las preguntas que allí hacíamos no son de verdadero interés para lo que nos compete en esta oportunidad, pero las respuestas dadas, lo deleznable de la idiosincrasia anacrónica de quienes alguna vez hicieron vida desangrando a la patria, eso, eso sí es de vital importancia .Al inquirirle sobre las oportunidades de empleo que la especialidad que me dispongo a estudiar ofrece, la sorpresa cayó como mil bombarderos navales sobre nosotros. La desagradable experiencia de escuchar a un hombre renegando de la nación, menospreciando el ímpetu de desarrollar a la patria y detener el atraco internacional al que estaba sometida, no es algo que olvide fácilmente. Este señor sostenía que eran las empresas privadas las que nos salvarían del cataclismo, que eran los grandes señores feudales modernos los únicos que tenían capacidad de impulsar el crecimiento sostenido de la república, incluso llegó al punto tétrico de hacer añorantes referencias a nefastas compañías transnacionales que socavaron, vejaron y ultrajaron al pueblo venezolano, tal es el caso de la Creole petroleum company, cuya mención solo me hace recordar las patéticas escenas de los noticieros de los años sesenta y setenta con un Rafael Poleo pletórico de fascismo y abiertas mentiras parcializadas sobre los acontecimientos en pleno desarrollo que se sucedían en aquel entonces por toda la América latina. Según este señor, vocero de algunos que rondan las calles de la capital esperando ser electos por el glorioso pueblo caraqueño para regresar a las infamias y a los hurtos del tesoro nacional, el estado no tiene la capacidad de crear empresas de producción, de construir vías que comunican a las ciudades del interior del país, de diseñar modelos de desarrollo endógeno, eficaces y sustentables, intrínsecamente relacionados con la realidad del país y de la región, según este señor, el estado debe simplemente limitarse a ser el policía sobornado de las grandes transnacionales que, impulsadas por la lastima, solo vienen preñadas de buenas intenciones a sacarnos la basura de la casa y pagarnos un 1% de regalías. La triste verdad es que esa "basura" que sacaban de nuestra casa era petróleo.La desfachatez mayor vendría cuando él mismo dejaría escapar, capciosamente, claro está, que no era un ciudadano nacido en territorio venezolano. Este señor es uno de esos extranjeros adoptados por la patria, educados en la patria, empleados por la patria, que con repulsiva ingratitud buscan desmembrarla, asfixiarla de a poco en funsión de sus intereses individuales, sin importarles para nada el destino de los hijos de Bolívar. Su rencor hacia el progreso del país, que actualmente es innegable y que a la larga dejaba como un absurdo desvarío lo que espectoró durante casí media hora de discurso neoliberal, actuó como proyectil en mi escencia bolivariana. Me pregunto yo y le pregunto a mis compatriotas: ¿Como hemos permitido que nos roben la patria frente a nuestras propias narices? ¿Debemos seguir pensando que el venezolano es flojo, ignorante, negligente y que el extranjero es honesto y trabajador? ¿Cuantos extranjeros europeos no le han robado un cupo universitario a los hijos negros, mulatos y mestizos de Venezuela? ¿Cuantos extranjeros no han hecho fortuna especulando con el alimento de los niños venezolanos, con la lache, el pan? ¿Cuantas veces no se ha denigrado, en propio suelo patrio, a un venezolano por parte de un extranjero? Es tiempo de aceptar la realidad y de convencernos de que si bien hay gente buena y honrrada que ha llegado a Venezuela a colaborar y a trabajar junto a los venezolanos, tambien los hay que son todo lo contrario. ¿Como nos hemos podido dejar llevar hasta el punto de que la inmensa mayoría de los comercios pertenezcan a extranjeros que ni siquiera han aprendido a hablar bien el idioma? ¿Es acaso cualquier indicio de querer a la patria un sinonimo de fascismo nacional socialista? Pues que se termine ese taboo impuesto por los intereses imperiales que reza que el nacionalismo es malo y perjudicial. Por supuesto que el nacionalismo extremo, el exterminio de otras razas y costumbres es el peor veneno de nuestro mundo, cosas que se practican diariamente en los Estados Unidos y a las que poca referencia se hace, pero no podemos tachar de malvado y satánico cualquier intento de mejorar la vida de los venezolanos recuperando lo que nos han quitado, PDVSA es ahora nuestra, como nunca lo fue, y el registro de ingreso petrolero es el más alto de nuestra historia como nacion exportadora, no caigamos en la ignorancia, disociación o como se le quiera llamar, del profesor, quien asegura que la Exxon mobil fue victima de las persecuciones stalinistas de un gobierno estatista y come niños. Es hora de madurar y empezar a valorar lo nuestro más que lo extranjero.